He practicado deporte desde que empecé a jugar al fútbol a los 3 años. Aunque siempre fui activo, durante mi infancia tenía unos kilos de más. A los 14 o 15 años, empecé a correr porque quería sentirme mejor con mi cuerpo. Me acomplejaba mi barriga y, con esfuerzo, logré adelgazar y sentirme bien conmigo mismo. Pero tuve un problema: adelgazar tanto hizo que padeciera de ginecomastia para quien no lo sepa, la ginecomastia provoca un agrandamiento de los senos. A veces, se siente un pequeño bulto debajo del pezón produciendo así mamas similares a las de las mujeres, y eso me creaba aun más complejo que la tripa. Así que pensé que si hacia crecer la musculatura del pectoral, la piel se estiraría y podría conseguir mi objetivo de estar plano, más definido y no tener vergüenza por mis pectorales ni por quitarme la camiseta en público. Fue entonces cuando comencé mi andadura en el mundo del gimnasio y el entrenamiento de fuerza.
Desde entonces, aquí estoy, disfrutando con pasión y dedicación, formándome y compartiendo mis conocimientos.
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